LOS PALILLOS

Después de las fiestas y de darlo todo en lo que al comer y al beber se refiere, venimos con fuerzas renovadas para comenzar un nuevo año. Un año en el que como siempre visitaremos sitios interesantes y que merezca la pena enseñaros en pequeñas reseñas fáciles de digerir.

Nuestra última visita fue en como no por el centro, pero esta vez nos adentramos en el casco más histórico de Sevilla. Nos dimos un paseo por la Cuesta del Rosario y nos encontramos un nuevo local que se hace eco de las nuevas tendencias en la ciudad.

En la calle Huelva, 22 junto a la Plaza de la Pescadería ha aparecido hace poco un bar con un curioso concepto: mezclar la comida japonesa y la española (desde su punto de vista más ibérico).

El local, pequeño y elegante, ofrece una magnífica sensación entre espacios austeros y decoración con tintes andaluces (como las fotografías antiguas y las persianas de pvc de la parte alta de la cocina). Los Palillos nos ofrece poder comer en primera fila como guiño a los restaurantes japoneses, ya que posee una pequeña mesita/barra frente a la cocina que si bien no es abierta, posee un cristal desde el que se puede apreciar todo con claridad. Para los menos intrépidos, tienen mesas en el interior y una pequeña terracita en la plaza muy agradable.

La carta ofrece una mezcla de comida de la tierra con la japonesa, pero que bebe de las tendencias de los gastrobares de la ciudad. Si bien la carta es escueta cubre bastante bien las necesidades del comensal. Dividida en entrantes, carnes y pescados, la carta va desde tapas más convencionales como la ensaladilla, pasando por el sushi japonés hasta las hamburguesitas que tan en boca de todos están últimamente en Sevilla. Cabe destacar que el restaurante tiene dos hamburguesas de pescado, por lo que los amantes de la merluza o el pez espada están de enhorabuena.En general, la cocina de Los Palillos es notable, aunque quizá en algunos platos el toque japonés se aprecia en el nombre más que en el sabor. No por eso hay que desmerecer la calidad de su cocina, pero se hecha en falta esa precisión japonesa en la preparación de algunos platos.Respecto al personal, es una pena que no expliquen un poco el concepto del local a los comensales o hagan recomendaciones. En nuestro caso al pedir una cerveza nos trajeron directamente una Cruzcampo (que nos encanta) pero en una mesa cercana ofrecieron las dos cervezas japonesas que tiene el bar, algo que se hace apetecible en un sitio de este tipo.

Pero sin duda, la nota discordante nos la ofreció uno de sus camareros que al indicarle que habíamos sido atentidos muy rápidamente tras pulsar el botón de llamada (en la terraza hay un botóncito para que vengan los camareros), el chico nos respondió: «Claro shurra! si es que estoy al lado». Con esto queremos volver a destacar que en los gastrobares todo deber ir acorde, desde la comida hasta el trato del personal. Y no se puede cobrar 4 euros por una tapa cuando te tratan como en una cervecería de barrio.En cuanto a la relación calidad-precio se nos hizo algo caro ya que aunque estamos acostumbrados a frecuentar gastrobares, 15€ por persona escuece un poco sobre todo cuando no tomas postre y sales con el estómago justito.En resumen, una propuesta interesante que creemos que necesita un poco más de recorrido para ver cómo evoluciona su comida y el local en general.

Recomendamos:

– Sushi
– Mini Burguer de ibérico
– Croquetas Menchi

Web del local